Estamos en Lisboa, a «tiro de piedra» de casa y la verdad es que todos estamos cansados.
Nos queda un último empujón y luego ….¡las vacaciones!
Los GNR nos dicen que nos encomendemos a San Nuno, su patrón, que fue un noble, religioso y militar portugués del siglo XIV que nunca perdió una batalla.
También nos cuentan que el año pasado se otorgo a varios Guardia Civiles la medalla Nuno Álvarez y que ellos fueron a su vez condecorados con la Gran Cruz al Mérito de la Guardia Civil.
Preguntamos por San Nuno de Santa María y nos explican que es patrón de la GNR , más conocido como Nuno Alvares, el militar y estratega que venció a Castilla en total inferioridad de tropas durante la Batalla de Aljubarrota en 1385. Más tarde fundó el Convento do Carmo, principal templo gótico de la ciudad hasta que sucumbió en el famoso Terremoto de 1755.
Nos señalan con un dedo a nuestra derecha para indicarnos que el Convento do Carmo, o por lo menos lo que queda de él se ve desde todas las partes de Lisboa.
Realmente tiene un aspecto que da miedo. No solo por su apariencia fantasmagórica, que día tras día atrae a curiosos en busca de la mejor foto, sino por tener un papel importantísimo en la historia de la capital lusa. Finalizado en el siglo XV, fue el convento y edificio gótico más importante de la ciudad y junto a la catedral es una de las pocas reminiscencias de la Edad Media que perduran, ya que la mayoría se destruyeron con el terremoto de 1755.
Las paredes y los arcos del Convento do Carmo permanecieron y a día de hoy albergan el Museo Argueológico do Carmo en el que se pueden encontrar restos del Paleolítico y Neolítico, la tumba de estilo gótico de Fernando I de Portugal y hasta dos momias peruanas.
Pero volvamos al convento y a la Virgen del Carmen o a Nossa Senhora do Carmo. ¿Qué sabemos de esta advocación?
Que el 16 de julio se celebra en España y Portugal el Día de Nuestra Señora del Carmen, patrona de los marineros, pero su historia nació en el Monte Carmelo (Israel).
El origen de esta celebración nos lleva hasta Israel, concretamente hasta el Monte Carmelo ('Karmel', que significa jardín). En vista de una fuerte sequía, cuentan las escrituras que el profeta Elías prometió a Dios que el rey Ajaab y el pueblo abandonarían al dios Baal para que aquél terminara con la sequía, y al Monte Carmelo subió en varias ocasiones para ver si su promesa surtía efecto. Fue a la séptima vez que allí vio «una nubecita no más grande que la palma de la mano», poniendo así el inicio de una historia que se conmemora hasta día de hoy.
El caso es que con esta vinculación con Elías, muchos creyentes se fueron al Monte Carmelo para venerar el lugar, y allí fue donde nació la Orden de los Carmelitas.
Allá por el siglo XIII, el superior general de los Padres Carmelitas del convento de Cambridge, San Simon Stock, vio cómo se le aparecía la virgen del Carmen, con un escapulario que daba el paso al cielo a quien lo portara al morir: la virgen prometió al superior que todo el que muriera con su escapulario jamás iría al infierno.
Todo esto habría ocurrido un 16 de julio de 1251: «Este debe ser un signo y privilegio para ti y para todos los Carmelitas: quien muera usando el escapulario no sufrirá el fuego eterno».
Continúa a
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