miércoles, 30 de junio de 2021

1.5.3.- Béjar. 3º ESO

 

 La Guardia Civil nos cuenta el gran incremento que ha habido en delitos telemáticos desde la pandemia, y no se cansa de repetirnos que tengamos mucho cuidado en las redes, nada es lo que parece

Y cosas que creemos saber, a veces, nos dejan boquiabiertos. Como que, ni tan siquiera, el famoso Quijote está dedicado a un «manchego» sino a un bejarano.

  ¿O no situáis a Alfonso Quijano, don Quijote, en Castillla-La Mancha?

 ¡Pues está dedicado al duque de Béjar!

Según leemos en WikipediaAlonso Diego López de Zúñiga Sotomayor y Guzmán (Béjar, 1578 - Sevilla, 14 de diciembre de 1619)1​ fue un noble español de la Casa de Zúñiga, VI duque de Béjar y de Plasencia, Grande de España, VII marqués de Gibraleón, IX conde de Belalcázar, VII de Bañares, X vizconde de la Puebla de Alcocer, justicia y alguacil mayor hereditario de Castilla, Primer Caballero del Reino, Caballero de la Orden del Toisón de Oro, mecenas de los conocidos escritores Miguel de Cervantes Saavedra, Luis de Góngora y Argote y otros.


El duque de Béjar, a parte de ser mecenas de Miguel de Cervantes, también fue mecenas de Góngora.

¿Qué tiene que ver el Camino de Santiago con el Quijote? 
-Preguntamos- 
¿Acaso don Quijote lo hizo?

No, no.  Don Quijote, sólo se movió de La Mancha para ir a su fantasiosa «Ínsula de Barataria». Pero sí podemos decir que hizo su particular camino y cuando nosotros queremos leer sus aventuras también empezamos un tortuoso camino.

No hay que engañarse antes de empezar, el Quijote es largo -el camino de Santiago también-, exige constancia y esfuerzo, pero tampoco hay por qué terminárselo en una semana, ni en un mes. 

Su lectura se puede prolongar por etapas, igual que se hace el camino.  En conjunto son 126 capítulos, que si se quiere leer en un año sale a una media de capítulo cada tres días.

El camino que arranca desde la Vía de la Plata, empieza cuesta abajo en Mérida. Algo así ocurre con los primeros capítulos del Quijote, que se leen casi sin darse cuenta. 

Para empezar, arranca con un «hit», que hasta tú te sabes de memoria: «En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme...». Solo esta frase ha dado lugar a una batalla entre estudiosos y municipios de La Mancha para averiguar a cuál se refería Cervantes. 


¿Importa dónde se empieza el camino?
¡Definitivamente NO!.
Lo importante es empezar.




En los primeros ocho capítulos se concentran algunos de los pasajes más recordados, como la ordenación como caballero por un ventero, la quema de libros, la elección de Sancho Panza como escudero o el ataque a los molinos. La impresión que le pudo producir a Cervantes contemplar un campo de 30 o 40 molinos sería similar a la que hoy en día provoca un parque eólico. Y es que los molinos de viento no se implantaron en La Mancha hasta 1575, solo tres décadas antes de la Primera Parte de la novela.

En el siguiente tramo del camino, nos empezamos a  acostumbrar a las rutinas del libro, a la combinación de aventuras graciosas, con relatos intercalados. Y no faltará mucho para que aparezcan nuevas escenas como cuando el Quijote confunde un rebaño de ovejas con un batallón de guerreros. Y también es en estos capítulos cuando se agencia uno de los must-it en su indumentaria la bacía de barbero que Alonso Quijano se pone sobre la cabeza como si fuera un yelmo. Símbolos, miles de símbolos por doquier.

La tercera fase del camino es la idónea para aquellos a los que les gusten las historias de amor. Al igual que ocurre en las series de televisión. 

Puede ser la del joven Cardenio, que vive solo en el monte, para intentar olvidar a su amada Luscinda. O la de la hermosa Dorotea, que se hace pasar por princesa, y que sufre por haber sido engañada por Fernando. 

Y para los que les gusten los culebrones más exóticos, también en estos capítulos el cautivo contará la historia de la mora Zoraida, enamorada de un cristiano. ¿Os suena nuestra leyenda de la Torre de las siete ventanas donde el malvado padre de Zoraida la encerró para alejarla de su amor por un apuesto cristiano? Pues eso: leyendas que corrían de boca en boca en los tiempos de Cervantes (siglo XVII).

Volvamos a D. Quijote: a estas alturas de la novela, solo queda  una decena de capítulos para terminar la Primera Parte. Ya tenemos la mitad de nuestra peculiar Compostelana.

Pero nos vamos a parar en el capítulo IX de esta primera parte.

Allí cuenta Cervantes la temerosa aventura nocturna en que el caballero de la triste figura se enfrenta con un grupo de clérigos que, armados de antorchas y vestidos con grandes camisones, trasportaban, de Andalucía a Segovia, 
«un cuerpo muerto». 

¿De quién?



Efectivamente, de Úbeda (Jaén) a Segovia habían sido trasladados, muy recientemente, los restos mortales de fray Juan de la Cruz en absoluta clandestinidad nocturna. Y en Segovia descansan todavía, o por lo menos algún «trozo».

El relato de Cervantes es de los primeros años del siglo XVII. Los restos de fray Juan habían sido trasladados de Andalucía a Segovia unos diez años antes, el 1593.

Aparte lo sonado del caso en tierras de la Mancha y de Castilla, ocurría que Cervantes tenía a su propia hermana monja carmelita en el Carmelo de Alcalá de Henares. Y en Alcalá de Henares había ejercido fray Juan, muy joven todavía, su ministerio pastoral. Allí, en el Carmelo, eran monjas la hermana de don Miguel, Luisa de Belén Cervantes y Saavedra, y su tía María.

Como es normal, Cervantes pasa la aventura del cuerpo muerto por el tamiz de su genial fantasía.

Los portadores del «cuerpo que va en la litera» viajan rumbo a Segovia, pero no vienen de Úbeda, sino de Baeza ( donde está la academia de la Guardia Civil).

Y cuando Don Quijote, lanza en ristre, increpa al jefe de la cuadrilla que «¿quién mató al que llevan en la litera?», responde el interpelado que «Dios (a quien Don Quijote no podrá exigir cuentas del entuerto), Dios por medio de unas calenturas pestilentes», claro eco de las calenturillas que habían acabado con la vida de fray Juan en Úbeda.


1.- Busca por dónde pasó el «cuerpo muerto» de Juan de Yepes (San Juan de la Cruz) y pinta su trayectoria en un mapa, Puedes hacerlo en Google maps.
2.- Haz un pequeña biografía del santo.
3.- Explica porqué, dónde y cómo se trasladaron los restos mortales de Juan de la Cruz.
4.- Investiga y explica su relación con santa Teresa de Jesús.

¿Qué debes tener hoy en el cuaderno?



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