Un teniente coronel retirado de la Guardia Civil, un «caimán» se acerca curioso a nosotros al saber que somos de Badajoz y nos cuenta que los bejaranos tienen mucho que ver con nosotros. Sin esperar respuesta por nuestra parte, nos empieza a recitar un romance de 1551 de Lorenzo de Sepúlveda, cronista y poeta del Badajoz del XV.
Desde que Ibn Marwan al-Yilliqi fundara Badajoz en el año 875, la ciudad permaneció en poder de los árabes hasta que en 1230 la conquistaran las tropas de Alfonso IX de León.
El ejército leonés estaba compuesto en su mayoría por aguerridos caballeros procedentes de Béjar y de ahí que desde que tomaran la ciudad y recibieran la porción de los repartimientos de los que se hicieron merecedores por su gran hazaña, se les diera en llamar bejaranos a los primeros pobladores de Badajoz tras su conquista.
¿Bejaranos, nosotros?-preguntamos.
No, no, vosotros sois descendientes de «bejaranos» salmantinos, bueno dicho en propiedad de «bejaranos» del ejército leonés, y badajocenses. Nada de PACENSES
Pero si hasta en la RAE pone que somos pacenses....
Bueno, no vamos a contradecir a la RAE, pero son lingüistas, no historiadores. Yo os voy a aclarar ese lío -dice el teniente coronel.
El informático de vuestro instituto, Manolo Cienfuegos, hace unos años me explicó quiénes eran los pacenses y quiénes los badajocenses.
Es un problema de religión aunque más podría tratarse de alguna asignatura de económicas dados los efectos tributarios que ello trajo.
Puede ser así: «por haber nacido mi padre y yo en Badajoz, somos Badajocenses por ser el gentilicio que nos corresponde. Siendo ambos bautizados en la Iglesia Católica en la ciudad de Badajoz, yo nunca fui pacense, él sí».
Pronto comprenderéis que todo es producto de un «error» histórico por la mala ubicación de una sede episcopal católica.
Y para poder entender el origen del error, no debemos perder de vista dos premisas fundamentales
A.- Por una parte recordar que antes de la existencia de la ciudad árabe de Badajoz,la ciudad de Mérida disponía de una fuerte comunidad cristiana-visigoda con el título episcopal emeritense, al que pertenecían amplios territorios que pagaban sus tributos para sustentar la iglesia y su obispo.
B.- De otra parte, hay que ubicar la existencia de una ciudad de origen romano con el nombre de «Pax Augusta» que disponía de sede episcopal visigoda llamad «pacense». De la palabra romana «Pax»; se deriva «Bexa» en Arabe que hoy en día se correspondería con «Beja» (ciudad actual de Portugal). Por lo tanto la actual ciudad de Beja fue la «Pax Augusta» de los romanos que dispuso de la sede episcopal pacense hasta el siglo XI.
Tras la creación de la ciudad árabe de Batalyos (Badajoz) por el emeritense Ibn Marwan en el 875, se refugia en ella buena parte de católicos emeritenses buscando la protección del rebelde, al frente de la cual venía su obispo. A estos mozárabes se le consintió sus cultos y ritos cristianos durante muchos años pero no de forma gratuita, pues a cambio estaban obligados a pagar fuertes tributos.
Es importante comprender que el obispo y sus sucesores fijan su residencia en Badajoz, formando una iglesia mozárabe, lo que no significa que la sede obispal emeritense traslade su sede a Badajoz, pues nunca lo hizo.
En 1120 el palio arzobispal emeritense pasa a Santiago de Compostela, por lo que hasta esa fecha la ciudad de Mérida gozaba jurídicamente como cabeza eclesiástica, perdiendo legalmente su condición como sede obispal.
En la conquista de Mérida y Badajoz por Alfonso IX en 1230, le acompaña el arzobispo de Santiago de Compostela que tiene la orden de nombrar obispos en aquellos feudos importantes conquistados a los árabes.
Pero, ni crea el obispado de Mérida pues éste reclamaría los derechos antiguos de su iglesia emeritense, ni crea obispo en Badajoz, pues tendría que ponerla dependiente de Mérida.
A los meses muere Alfonso IX y no sería hasta 1255 con el rey sabio Alfonso X, cuando se nombra al franciscano Pedro Pérez como «primer obispo pacense», trasladando el titulo pacense de Beja, que aún no estaba restaurada, a Badajoz. Desde este instante los obispos empezarán a denominarse como pacenses y por lo tanto, los bautizados en ésta provincia eclesiástica tomarán el gentilicio latino «pacensis» que nunca les correspondió, pues Badajoz nunca fue romana sino árabe. Titulo exclusivo de la iglesia y que nada tiene que ver con el poder civil.
La sede pacense será sufragánea de Santiago de Compostela de 1255 hasta 1851 que pasará a la provincia eclesiástica de Sevilla.
Mérida estará bajo la Orden de Santiago desde su reconquista en 1230 hasta 1873 y desde 1875 a 1994 pertenecerá a la diócesis pacense.
En 1946 se crea la diócesis de Mérida y en 1958 prácticamente se reordena la provincia civil de Badajoz repartiendo las parroquias que formaban casi todo el territorio, unas para la diócesis de Badajoz y las otras para la diócesis de Mérida.
El fin de la diócesis pacense se realizó en 1994, cuando se creó la archidiócesis de Mérida-Badajoz cuya sede es la catedral de San Juan de Badajoz y la concatedral de Santa María de Mérida en la que se fusionan los obispados de las dos ciudades.
Por ello, desde 1994 los cristianos católicos de Badajoz ya no serán pacenses, han de llamarse emeritenses-pacenses.
Hablando de bautizos, nacimientos y demás .
¿Sabes qué es el sacramento del bautismo? Es uno de los 7 sacramentos de la Iglesia Católica.
Un sacramento es un signo sensible y eficaz mediante el cual se evoca y se manifiesta la gracia divina.
Proviene del latín sacramentum, término conformado a su vez por las expresiones sacrare, que significa 'hacer santo', y el sufijo mentum, que quiere decir 'medio para'.
1.- Dibuja símbolos que tú conozcas y tengan valor para ti. Explica que representan las dos «palomas» de la cuadrícula y qué valor representan.
3.- Acabas de comparar la celebración de los sacramentos con las dependencias de una casa. Inventa tú otra comparación y explícala.
Vamos a centramos en el bautismo. El Bautismo es el primer sacramento de la Iglesia y con él se entra a formar parte de la comunidad cristiana.
4.- La celebración bautismal proclama simbólicamente que el amor de Dios Padre salva, da vida y purifica al bautizado. El verbo bautizar deriva de un vocablo griego que tiene el significado de sumergir y aunque hace referencia directamente al primer ritual iniciático del cristianismo también se utiliza para referirse a cualquier rito de iniciación independientemente de la religión en la que se realice.
¿Qué «rituales iniciáticos» conoces? Enumera tres
¿Qué debes tener hoy en tu cuaderno?
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